Murcia: La ruta urbana de los belenes

Esta Navidad, más de una treintena de belenes podrá visitarse en todo el término municipal de Murcia a través de dos rutas propuestas por la Facultad de Turismo, en las que se respirará la tradición, lo popular, lo artesano y, por qué no, el folklore y la gastronomía que envuelven estas fechas tan señaladas.
Álvaro Hernández Vicente – Carlos A. Pineda Martínez

La tradición belenista en la ciudad se remonta al siglo XVIII cuando Francisco Salzillo realizara su gran belén para Jesualdo Riquelme. Es aquí donde nos enfrentaremos a los orígenes, pues en el Museo Salzillo no sólo podremos encontrar el mejor belén del Barroco español que cuenta con una técnica maestra los distintos Misterios del Nacimiento de Cristo, sino un completo y espectacular belén napolitano que nos transportará a dicha ciudad de Nápoles, foco de toda la tradición belenista disfrutando de escenarios cotidianos repletos de suntuosos mercados, figuras ricamente ataviadas, miríadas de ángeles o cortejos orientales embebidos de un profundo exotismo.

Sin embargo, a pesar de las muestras barrocas existentes, el belén se fue haciendo popular y se ha convertido en uno de los elementos clave de la Navidad murciana ofreciendo un amplio abanico de estas muestras que pueden ser visitadas. Entre ellas destaca el conocido y popular belén de la Peña de la Pava, bajo la cúpula de San Juan de Dios lo murciano y lo barroco se dan la mano. Numerosas figuras realizadas por el escultor José Hernández Navarro y los hermanos escultores Juan y Sebastián Martínez Cava nos introduciremos en un paisaje completamente autóctono en el que no solamente destacarán las exquisitas escenas sagradas o escenas, sino que podremos reconocer a diversos personajes conocidos o miembros de la peña a través de los retratos que poseen algunas de las figuras. Vinculado con la Peña de la Pava se encuentra el belén del Real Casino de Murcia, situado en la antesala del Salón de Baile, está realizado por dicha peña, dotado, como cada año, de un profundo carácter local.


Junto a este último, en el entorno del conjunto monumental de la Plaza del Cardenal Belluga, podemos visitar el Belén Municipal cuyas figuras han sido realizadas por el artesano Juan Antonio Griñán. Situado en pleno corazón de la Murcia barroca, más concretamente en el patio del Palacio Episcopal, los niños, y no tan niños, pueden divertirse buscando entre sus figuras al famoso espantapájaros del que muchos hablan y pocos han conseguido encontrar.

La ciudad en su recorrido ofrece más belenes como el del escaparate de El Corte Inglés, el Museo de la Ciudad que este año cuenta con visitas guiadas para las cuales es preciso inscribirse con antelación o bien los belenes conventuales, el de la Comunidad Autónoma colocado en San Esteban, antiguo convento de Jesuitas o el de Santa Clara la Real, el cual podremos disfrutar envueltos en un ambiente  de recogimiento potenciado por el museo de arte sacro del propio convento de clarisas, pero a la vez con el toque exótico de la Murcia musulmana, pues dicho convento alberga los restos del palacio de verano de el temido Rey Lobo para los cristianos, destacando su alberca ajardinada.

Por último, fuera del casco histórico de la ciudad, se podrá visitar el belén que realiza cada año la Federación de Peñas Huertanas, un punto clave que nos dejará preparados para iniciar en el momento que creamos conveniente la segunda ruta, esta vez por la olorosa huerta murciana.

Descubrir los distintos nacimientos que salpican nuestra ruta belenística por la ciudad y pedanías puede que nos despierte el apetito y, como no podía ser de otra manera en fechas tan singulares como estas, nada más típico que un buen “surtidico” de dulces murcianos con los que agasajar a nuestros invitados o el propio paladar. Tortas de recao, tortas de pascua, pasteles de cabello de ángel, cordiales, roscos de naranja, mantecaos… La lista es amplia y se conserva gracias a la tradición mantenida por confiteros y panaderos con su buen hacer y perseverancia. Por desgracia, el tiempo pasa y algunos de los referentes en esta materia han ido desapareciendo con el paso del tiempo, tales como la confitería Viena, que desde el año 1984 hasta el 2015 hizo que miles de golosos murcianos parasen su transitar por la calle Trapería al pasar por delante de sus vitrinas con el ánimo de rendirse a la tentación de alguna de sus delicias. La confitería Alonso también está en el recuerdo de aquellos que tienen más edad y memoria, siendo un establecimiento de referencia desde 1858 gracias, entre otros productos, a sus legendarias pastillas de café. Otros han seguido la estela de estos pioneros manteniendo negocios de larga tradición, como la Pastelería Bonache que lleva ofreciendo sus elaboraciones desde el año 1828 y que podemos encontrar a pleno rendimiento en la Plaza de las Flores. Desde 1968 los hornos de la confitería Maite han aportado a los murcianos artesanía y tradición de la que seguimos disfrutando hoy en día en los distintos locales que regentan en Murcia. En la calle San Antonio, a escasos cien metros de la Catedral, daremos con La Peladilla, negocio fundado en San Javier en 1902 y que posteriormente fue traído a nuestra ciudad como único obrador de la familia Pardo, quienes legítimamente pueden ostentar el honor de ser los creadores del célebre pastel de Cierva. Se hace difícil inventariar en unas pocas líneas, y de manera justa, todos y cada uno de los negocios que atesoran una tradición centenaria en pleno auge durante estas fechas tan señaladas. No solamente serán las confiterías de referencia citadas anteriormente, sino que los dulces de los que damos buena cuenta durante estos días también están en panaderías modestas de cada uno de nuestros barrios, así como en plazas y mercados. Claro está que, si hablamos de mercados o plazas de abastos, no se puede dejar pasar una visita al Mercado de Verónicas, edificio singular del primer cuarto del siglo XX enclavado en un entorno privilegiado de nuestra ciudad entre el Jardín del Malecón y el Convento de Verónicas; a unos pocos metros del Palacio Almudí. El hipnótico bullicio de los puestos abarrotados, decorados con una amalgama de colores y olores de los mejores productos de nuestra tierra constituyen bandera y estandarte de una de las sedes indiscutibles de la gastronomía murciana.

Y qué vamos a decir de las familias murcianas y cómo han atesorado una tradición que, en muchos casos sin saberlo, alberga casi mil años de historia. Cada uno de esos pequeños dulces son como legajos que describen el transcurrir del tiempo escribiendo un nuevo capítulo cada vez que empiezan a transitar por cocinas los barreños para amasar, cada vez que surgen de las despensas kilos de almendra molida, laminada y en cubos, latas de cabello de ángel, litros de aceite y miel, harina y azúcar, así como peladuras de limón y naranja que, convenientemente medidas, pesadas y amasadas se convierten en manjares sobre los que tendríamos que predicar más allá de los límites de nuestra región. Las tasas y las llandas salen a modo de procesión en dirección a los hornos de las panaderías que prestan sus fuegos de forma casi desinteresada, impregnando las calles de nuestros barrios y pedanías de un olor y una atmósfera, en definitiva, de un paisaje que solamente se puede encontrar en Murcia.

CAMINO DE LA ALJADA

Con un añejo sabor de boca, tras visitar el belén de la Federación de Peñas Huertanas, nos adentramos entre carriles, veredas y acequias al conocido y tradicional camino de la Aljada. Un recorrido que permitirá disfrutar de diversas pedanías murcianas que atesoran extraordinarios belenes y muestras artesanas. Además, en los días de Navidad son muchas las rondallas que amenizan con el tradicional “aguilando” estos remotos y cándidos parajes. Para ello, el primer lugar donde deberemos detenernos será en la cuna del belén, Puente Tocinos, que este año alberga una exposición llamada “La escenografía en el Belén” en la Casa del Belén —antigua casa-torre de los Ayllón—, una muestra de dioramas realizados por la Asociación de Belenistas de Fuente Álamo y la Agrupación Belenista José de Nazaret de Murcia, ambas reconocidas en el panorama nacional. Además, en la cercana plaza Artesanos del Belén, podremos encontrar el Belén Monumental. Un belén de carácter hebreo cuyas figuras reúnen una muestra de todos los artesanos belenistas de Puente Tocinos. Una ruta por la pedanía que podrá completarse con el belén del Centro Cultural de Puente Tocinos, el de la peña huertana La Crilla o el de la parroquia de la Virgen del Rosario.

Continuando el camino de la Aljada llegaremos a Casillas, antigua tierra de los Cano de Santayana y de los Buendía, donde podremos encontrar su tradicional belén monumental compuesto por figuras del gran belenista murciano Manuel Nicolás Almansa, cuyo taller aún se encuentra en activo en la calle Belenes —la nomenclatura del callejero homenajea el pasado y presente artesano— del barrio de Santiago el Mayor. Continuaremos nuestra ruta por la huerta llegando a la pedanía de Llano de Brujas, asentada sobre uno de los meandros del Segura, veremos su belén realizado en la plaza de la iglesia y continuaremos al lugar de Santa Cruz —uno de los pocos partidos de la huerta que tuvieron un señorío en el pasado— para ver el Nacimiento situado en el interior de la parroquia del Cristo de la Expiración, cuyas figuras, de vestir, se articulan a través de manos y cabezas realizadas en barro cocido.

Finalmente, cruzaremos el Segura por el carril de la vieja ermita de Santa Cruz, hasta llegar a Alquerías, donde tienen su protagonismo los belenes realizados por particulares, en primer lugar el que puede visitarse en Verónica Floristas, realizado por José Ángel Pérez Ruiz destacado por sus figuras de 24 centímetros, conocido como el Belén de los Pasadizos. Por otro lado, cercano a este visitaremos el belén de Antón Garre Ponce, que mezcla el estilo salzillesco con el hebreo de distintos talleres y artesanos murcianos, junto a un elenco escenográfico realizado por el propio autor que recrea ambientes costumbristas y arquitectura propiamente murciana y regional